Toda historia siempre tiene hechos y protagonistas y me gusta que los mismos sean conocidos. En julio 2008 al pasar por la calle General Paz, el jefe del DECYT se encontró con la sorpresa que había una persona que le había tendido una mano al ambiente y al futuro. En el local de vestimenta MC se recibían las pilas gastadas con el fin de evitar que fueran tratadas como basura común.

Todo nació con la visita de unos sobrinos-nietos, ellos querían unos juguetes que usaban pilas y María Cecilia no se los iba a comprar. La explicación que les dio fue que las pilas contaminan y en Vidal no había un lugar donde desecharlas conscientemente. Entonces los chicos le dijeron: -¿y porque no lo haces vos? Desde ése momento comenzó a colectarlas en su negocio, todos los días sacando a la vereda un botellón, por suerte cuenta con la ayuda de su sobrino ya que la carga se pone pesada.

Maria Cecilia y Diego su sobrino se encargaban de colectarlas y transportaban a Mar del Plata para su destino definitivo. Al descubrir que no había en realidad en el Partido vecino un final satisfactorio, las comenzaron a acumular hasta encontrar dónde poder entregarlas convencidos que se las trate como son en realidad: residuos peligrosos.

En el DECYT comenzamos a investigar como darles el destino, pues ya se sabía que de momento no hay reciclado posible.

El Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación Tecnológica de la Nación estaba en el asunto, un equipo de investigación en septiembre de 2008 iniciaba su trabajo y esperaba de dar respuesta en un año.

Buscando formas de dar el destino final a las pilas y sin ninguna que diera satisfacción, se nos ocurrió crear el BUS (Banco Urbano Sustentable).

La idea era demostrar que ésta como tantas otras tareas similares las debíamos llevar adelante entre todos propusimos a comerciantes locales realizar una colaboración.

No fue difícil convencer a quienes les pedimos una mano... Es más el SI fue instantáneo. El Corralón de Murias, el Ramos Generales de Tato Soler y los constructores Angeli-Centeneo aportaron gentilmente su granito de arena ("bolsita" de cemento).

El jueves 27 por fin pudimos "despilar" el negocio de la Sra. Urrutia. Y no faltaron manos para ayudar en la tarea...

Hasta Marcelo Hiriart, conocido propietario de una remisería local se sumó a la labor de transportar los bidones hasta el destino intermedio: las instalaciones del DECYT, calle Mitre 50 (ex-edificio de telefónica).

Las pilas serán clasificadas para realizar una estadística del uso y luego serán alojadas en el primer BUS, a construir en forma simbólica en la vereda del local de María Cecilia.

Bidones que no admiten devolución se reutilizarán por el DECYT en forma de los comepilas de la idea, en el caso de lugares que ya posean un elemento con tal fin se les respetará por supuesto (vayan felicitaciones por el compromiso). El sistema previsto permitirá la medición de los hábitos de consumo en ésta clase de productos de los habitantes de nuestro partido, tanto en tipo, calidad, volúmenes de uso y otras variables, siempre con el fin de buscar soluciones que sean admisibles a nuestras tierras.